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¿Hay que explicar la muerte a los niños o hay que evitar ese trago?
¿Qué saben los niños sobre la muerte? Primera y Segunda Infancia
¿Qué saben los niños sobre la muerte? Preadolescencia y Adolescencia
No tenemos intención de engañar a los niños. De hecho, la explicación más plausible de usar eufemismos a la hora de comunicar a un niño el fallecimiento de un ser querido, es que les queremos y no deseamos hacerles daño. Queremos protegerles. Es por eso que intentamos hacerles más fácil ese trago.
El problema es que nuestro discurso no ayuda al niño a entender lo que ocurre, sino que a veces, en función de la etapa vital en la que se encuentra el pequeño, puede llegar a confundirle más. En la entrada de hoy daré pautas concretas sobre cómo transmitir una noticia como el fallecimiento de una persona querida a un niño. Sin embargo, antes de empezar, quiero recomendaros que os leáis las entradas anteriores que complementan a esta, ya que la comprensión de un concepto como la muerte no es igual en todas las edades.
Una recomendación inicial es evitar eufemismos o ambigüedades. Algunos de los más habituales con los niños son:
- Se ha ido al cielo
- Dios se lo ha llevado
- Está con Jesús
- Está durmiendo
- Se ha ido con los angelitos
Antes de continuar, es preciso hacer una aclaración. Es cierto que muchos de estos rodeos tienen un denominador común. La religión. Algunas de las personas que pueden estar leyendo esta entrada pueden ser religiosas. No quiero dar a entender que aquellos que creen en Dios no puedan aludir a él en las explicaciones, pero sí asegurándonos antes de que el niño entienda de qué estamos hablando y qué significa la muerte. El médico Dan Schaefer, experto preocupado por la muerte y el duelo, afirma que “La religión puede ser un bello final a la historia de lo que le ocurrió al abuelo. Pero los problemas surgen cuando la gente la usa (la religión) como principio, desarrollo y final de la historia, sin decir nada más”
5 recomendaciones a la hora de explicar a un niño que una persona querida ha muerto
- Lo adecuado es comunicar la noticia cuanto antes. No esperar a que haya pasado todo, incluido el funeral. Si informamos a los niños a su debido tiempo, sabrán qué esperar de los momentos siguientes. Estaremos disminuyendo la ansiedad que provoca la incertidumbre.
- Cuando vayamos a hablar con el niño, deberíamos procurar tener dos cosas: Un lugar tranquilo donde poder sentarnos con él/ella, y tiempo para poder acoger sus reacciones o preguntas iniciales. Preparar el contexto es fundamental para comunicar una mala noticia. El oncólogo Robert Buckman resalta esta recomendación como el primer paso a seguir para transmitir una circunstancia negativa.
- Cuida tu lenguaje verbal y no verbal. Y no me estoy refiriendo a que no llores. Podrás llorar si lo necesitas. Me refiero a que utilices un tono de voz cariñoso y tranquilo. También para el pequeño es una pérdida de alguien querido. Necesitará comprensión en el cómo dar la noticia.
- Comunícale lo que ha ocurrido. Procura, eso sí, no usar eufemismos ni cincunloquios. Aunque ten en cuenta, eso sí, la edad del pequeño y las circunstancias de la muerte. Pondré dos ejemplos:
4.1 – Si ha sido una muerte esperada:
Ha pasado algo muy triste. Ya sabes que (por ejemplo, el abuelo) estaba enfermo. Tú ya sabes que cuando nos ponemos enfermos, normalmente después de un tiempo mejoramos, pero a veces esto no ocurre. A veces, los cuerpos de las personas están tan enfermos que se vuelven cada vez más débiles y no pueden luchar como lo haces tú cuando te pones enfermo. Lo que pasa entonces es que el cuerpo va dejando de funcionar y se muere. Eso es lo que le ha ocurrido al abuelo.
Todos estamos muy tristes, y por eso estos días nos vas a ver llorar, o puedes ver que estamos más callados, o que viene mucha gente a vernos. Esto es porque no vamos a ver más al abuelo, y ya le echamos muchísimo de menos. Llorar nos ayuda a consolarnos.
4.2 . Si ha sido una muerte repentina:
Ha pasado algo muy triste y que nadie esperaba. El abuelo iba en el coche por la carretera y ha chocado con otro vehículo. El golpe que se dio fue tan fuerte que le hizo muchas heridas. Esas heridas han sido tan, tan graves que su cuerpo no pudo curarse, tal y como hacemos nosotros cuando nos hacemos una herida. Esos cortes que se hizo dejaron al cuerpo del abuelo tan débil que dejó de funcionar y murió. *En caso de haya ocurrido otra circunstancia (infarto, accidente de trabajo…), se describirá de un modo similar al ejemplo.
Todos estamos muy tristes, y por eso estos días nos vas a ver llorar, o puedes ver que estamos más callados, o que viene mucha gente a vernos. Esto es porque no vamos a ver más al abuelo, y ya le echamos muchísimo de menos. Llorar nos ayuda a consolarnos.
Lógicamente, son dos ejemplos, en los que debéis incluir vuestra propia forma de hablar, e intercalar algunos períodos de silencio. Aún así, en los dos casos la estructura es similar:
- Aviso de que algo malo ha ocurrido. Ha pasado algo muy triste. Con este “aviso”, damos tiempo al cerebro a prepararse para recibir una mala noticia.
- Descripción de lo que ha ocurrido, con un vocabulario que el niño pueda entender, pero contándole los hechos de forma veraz y comprensible.
- Dejamos claro que, ni todas las veces que nos ponemos enfermos nos moriremos: Tú ya sabes que cuando nos ponemos enfermos, normalmente después de un tiempo mejoramos, pero a veces esto no ocurre, ni tampoco lo haremos en todas las ocasiones en las que nos herimos. Esas heridas han sido tan, tan graves que su cuerpo no pudo curarse, tal y como hacemos nosotros cuando nos hacemos una herida. De este modo, evitaremos que el niño sienta miedo cuando se ponga enfermo o cuando se haga una herida.
- Hablamos de la muerte y de lo que significa. Cuando morimos, nuestro cuerpo deja de funcionar. Esto significa que ya no necesitamos comer, beber, no sentimos frío ni calor, ni tampoco dolor. Explicamos con palabras sencillas lo que biológicamente significa estar muerto. La persona fallecida no está dormida. Es adecuado dejarlo claro, ya cuando dormimos, el cuerpo sigue funcionando. Afirmaciones como esa pueden provocar miedo en el niño a quedarse dormido.
- Anticipamos en el niño lo que va a ocurrir en los próximos días, incluso explicaremos qué reacciones pueden ver en nosotros, normalizándolas. Estamos transmitiendo que llorar no es malo. Todos estamos muy tristes, y por eso estos días nos vas a ver llorar, o puedes ver que estamos más callados, o que viene mucha gente a vernos. Esto es porque echamos muchísimo de menos al abuelo, y llorar nos ayuda a consolarnos.
También podríamos incluir aquí cambios que el pequeño vaya a vivir: Si va a pasar un día con algún familiar, o se quedará a dormir en casa de otra persona. Es bueno que el niño sepa qué puede esperar de los momentos que le esperan.
- Mostraremos nuestra disposición de contestar al pequeño cualquier pregunta que pueda tener. Debemos trasladarle que estaremos ahí para responder cualquier duda, miedo o inquietud que le surja. Si en ese momento no quiere decirnos nada, es normal. Lo importante es que se sienta libre para hacerlo en un futuro.