Si este verano tienes vacaciones… voy a proponerte una forma alternativa de vivirlas. Además, es compatible con todo aquello que hayas planeado antes, y gratis. 😉
Si preguntamos a alguien para qué sirven las vacaciones, es probable que una de sus primeras respuestas sea: ¡Para descansar! Sin embargo, la sensación de descanso físico aparece en unos pocos días. Entonces, seguro que las vacaciones deben servir para algo más.
Lo que sí está claro es que el parón vacacional trae, en ocasiones, consecuencias sorprendentes:
- Uno de cada 3 divorcios se produce en septiembre o en enero, a la vuelta de vacaciones de verano y de Navidad.
- Sensación de desasosiego e incomodidad por tener tanto tiempo libre. Algunas personas, al final del verano, verbalizan que desean volver a la rutina de siempre.
- La presión de que en vacaciones debes hacer algo emocionante (hacer un viaje exótico, conocer personas distintas, ir a festivales… Muchas veces, esta presión, nos hace tener la sensación de haber malgastado un verano por no haber podido hacerlo, o de no haber disfrutado lo suficiente. Es ridículo: Sustituímos las obligaciones laborales por la obligación vacacional: Haber hecho algo lo suficientemente emocionante como para contarlo a la vuelta.

No. Las vacaciones no pueden servirnos para cargar más nuestra mochila emocional. La temporada libre debe servirnos para crecer como personas. Para mejorar. Para “pararnos del tren” y pensar en nuevos objetivos. ¿A ti te sirve para eso? Piénsalo. Reflexiona en este periodo estival si durante tus vacaciones te ayudan a:
- Romper con la rutina: Pero en todos los aspectos. Deja a un lado la tiranía de los debería y no sustituyas unas obligaciones por otras. No tienes que ponerte moreno, no tienes que ir a todos los conciertos en un radio de 100 km, y no tienes que viajar a Ibiza para tener un verano estupendo. Haz aquello que realmente sientas que te ayuda a desconectar. Y esa respuesta, no está en las agencias de viajes, ni en las revistas de actualidad: Está en ti.
- Conocerte mejor: Teniendo tiempo libre, surgen sentimientos y sensaciones a los que no estamos acostumbrados el resto del año. Descubres que tienes menos paciencia con los amigos, con tu familia, o con tu ciudad. A veces sigues quejándote de todo por igual, incluso más que en el trabajo (demasiado calor, demasiado frío, demasiados retrasos en el avión, demasiado andar….). Si te ocurre algo parecido, has descubierto algo de ti mismo. Te has dado cuenta de un objetivo que debes mejorar. Ergo… has crecido como persona.
- Abrir la mente: En vacaciones es más fácil conocer a gente distinta. Bien porque tú mismo has viajado, o bien porque otros han viajado y han llegado a donde tú estás. Aprovéchalos. Escuchar a personas que no piensan necesariamente como tú, y cómo viven, también te ayuda a conocer a las personas, y a reflexionar sobre tu sistema de creencias.
- Si viajas en grupo, es una oportunidad excepcional para ejercitar la convivencia con otras personas. Mucha gente dice que es muy difícil viajar con otras personas. Es cierto. En vacaciones todos nos sentimos dueños de nuestro tiempo libre y las expectativas sobre los viajes a veces son muy altas. No todos quieren hacer lo mismo, ni en el mismo momento. Lo que para uno es un excepcional día de playa, para otro no lo es. Encontrar un restaurante que guste a todo el grupo es complejo, y cuando se encuentra, para alguien es demasiado caro. Efectivamente, es complicado, pero es un reto, y que también nos ayuda a conocernos mejor.
- Cambiar el ritmo: Recupera el placer de desayunar con calma. Saboreando el café. Come despacio. Sé consciente de tu masticación. Pasea con calma. No es necesario correr.
- Cambiar de rol: Si eres el Dr. Abruñedo, conviértete en Carlos. Mejor aún. En Carlitos. Ve al pueblo, a tus raíces. Ve a donde te llamen por tu nombre de la infancia: Lucita, Paquita, Carmiña o Dieguín. Vuelve allí.
Mi propuesta es que vivas estas vacaciones de forma consciente. Consciente de ti mismo. Aprendiendo a convivir con esa persona en la que te has convertido. Creciendo. Ahora sí: ¡Aprovéchalas!
Con el tiempo, todos los viajes terminan en el mismo lugar, en casa.
Chris Geiger
